El agua ha sido un elemento vital en la historia de Aguascalientes desde su fundación en 1575, cuando los manantiales propiciaron el asentamiento en una región marcada por la escasez de precipitaciones. Estos manantiales fueron durante siglos la base del consumo humano, agrícola y recreativo, hasta que en el siglo XIX el crecimiento urbano y económico obligó a construir bordos y presas para garantizar el suministro.
Con la construcción de la Presa Plutarco Elías Calles en 1927, se inició la modernización del abasto hídrico, aunque la falta de regulación previa derivó en una explotación indiscriminada del recurso.
El punto crítico llegó cuando en la década de 1950, el agua superficial dejó de ser suficiente y se intensificó la extracción de acuíferos, provocando el uso desmedido que superó con creces su recarga natural. A pesar de la veda de nuevas perforaciones decretada en 1963, la explotación ilegal se mantuvo y alcanzó niveles alarmantes en los años 80s, con un 70% de pozos sin regulación.
El agua, aunque es un recurso renovable, no está garantizada en todas las regiones y depende de factores geográficos, biológicos y sociales. En gestión hídrica se ha ignorado el papel de los ecosistemas, particularmente el de las plantas que facilitan la infiltración del agua, un proceso que puede tardar siglos. Esta omisión, sumada al cambio climático, la deforestación, el cambio de uso de suelo y la expansión urbana ha modificado los patrones de lluvia y evapotranspiración, reduciendo en Aguascalientes la temporada de lluvias de tres meses a mes y medio, lo que aumenta la presión sobre los acuíferos.
Actualmente la situación en el estado es crítica: según cifra de la CONAGUA (2020), los acuíferos presentan un déficit anual de -136.62hm3, pues se extrae más agua de la que se recarga.
Frente a este panorama, la dependencia casi total de agua subterránea ha generado un panorama complejo que desde la ingeniería hidráulica se busca enfrentar con soluciones innovadoras. De ahí que la ingeniería civil tenga un papel clave en la distribución eficiente, el diseño de la infraestructura y el desarrollo de diagnósticos técnicos rigurosos, trabajados con una visión multidisciplinaria que considere también los impactos ambientales y sociales para garantizar la sostenibilidad del recurso a largo plazo.
Aunque desde 2012 el acceso al agua está reconocido en la Constitución Mexicana como un derecho humano, México aún carece de una ley que lo regule plenamente, lo que complica su cumplimiento en la práctica.
Este derecho depende de la disponibilidad real del recurso, y garantizar este derecho exige un enfoque multidisciplinario que incluya planeación integral, regulación al consumo empresarial y urbano, y una ciudadanía consciente, pues la manera de garantizar un futuro sustentable radica en el uso eficiente y responsable de este recurso vital por todos los individuos.
Este reportaje se encuentra en la nueva edición de la gaceta universitaria (https://www.uaa.mx/portal/gaceta_uaa/la-paradoja-hidrica-del-estado/) donde el Dr. Alfredo López Ferreira, la Dra. Vianney Beraud Macías, el Mtro. José Luis López López, y la Mtra. Rebeca Castillo Delgadillo, exponen este tema desde su rama del conocimiento. Adicionalmente, en la revista completa se pueden encontrar títulos como: En el suicidio, el principal factor de riesgo es el silencio: Dr. Alejandro Molina; El alzhéimer y las mujeres cuidadoras, una mirada desde la autoetnografía; Del plato a la basura: el desperdicio de alimentos en el campus y cómo detenerlo; Ruta 9. Entre la turistificación y el equilibrio, entre otros, en https://www.uaa.mx/portal/tax_articulo_gaceta/gaceta-universitaria-no-167/
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